Mucho se habla de las tendencias de la moda actual, pero se ha
dejado un poco abandonado el tema de cómo esas tendencias se adaptan a las
mujeres comunes.
Ver a la modelo en pasarela
o portada de revista luciendo los atuendos que cada temporada los diseñadores
crean, es algo muy diferente a la vida real: la prenda puesta en la mujer que
no es esclava del gimnasio o las dietas rigurosas para conservar una talla XXS.
El objetivo entonces se dirige a encontrar dentro del variado mundo
de la moda todo aquello que sea adaptable a nuestra edad, talla y personalidad,
sin caer en el inconveniente juego de ser víctimas de la moda.
Ese famoso lema de “dime como te vistes y te diré quien eres”
pareciera ser la consigna popular de todo aquel que decide seleccionar a sus
amistades, empleados y demás solo por su
apariencia…
Lamentablemente es una inevitable realidad: solo basta observar
como una persona que va vestida impecablemente es mejor recibida que otra
persona la cual no le presta interés a su manera de vestir.
La experiencia nos ha demostrado que la personalidad va muy de la
mano con los atuendos que utilizas. Desde tiempos inmemorables los trajes eran
parte importante dentro de la comunidad pues con ellos la persona que lo
portaba denotaba su poder ante el mundo; actualmente no parece haber cambiado
el comportamiento humano en ese sentido. Es por esto que surge la necesidad en
el medio de identificarnos bien sea con
una ideología o grupo y esa identificación se demuestra a partir de nuestra
apariencia personal: es allí donde nace lo que se conoce como “estilo”, que va
ligado profundamente con la personalidad de cada individuo y que por tanto se
debe respetar. Esto quiere decir que para brillar con luz propia no necesitas
ser un fashionista o trabajar en ese mundo, simplemente debes respetar tu
autenticidad como ser humano y no pretender “disfrazarte” como el maniquí de la vitrina.
El estilo nace de nuestro interior, el primer paso es identificarlo para después pulirlo.
Pero cómo se logra identificar un estilo?
En mi siguiente blog te lo diré...
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